Sobre lo fácil que es todo

¿Ves? Lo fácil que es todo, en el fondo. A los seres humanos nos gusta complicarnos. Simplificar. Esa es la palabra mágica. Un toque de simplicidad y te das cuenta de que todo el marrón que creías estar tragando era una tontería que, a lo mejor, en tres minutos de conversación ya estaba solucionado. Sólo hay que quitar la lupa que amplía la realidad hasta el punto de crear otra nueva. Rompe las lupas, quítate de complicaciones, deja de pensar en ti mismo. La mayoría de los problemas nos los creamos nosotros mismos y sólo están en nuestra mente. Eso nos pasa por puro egocentrismo. Si todo el mundo pensáramos sólo en nosotros mismos, tendríamos depresión. Si todo el mundo dejara de pensar tanto en uno mismo, sería un mundo feliz. Lo que cambia un solo pensamiento, ¿eh?

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Un sueño

Sentada en la orilla del mar, con un vestido de gasas y el pelo largo ondeando como una bandera alrededor de su cara. Miraba hacia el infinito. No serían más de las once de la noche pero estaba oscuro, aunque la luna se reflejaba en el inmenso mar. Estaba en trance, dejándose llevar por el sonido de las olas. Oía murmullos de gente hablando y divirtiéndose por el paseo marítimo, detrás de ella. Ajena a todo, en su momento y lugar favorito, ya sabía lo que iba a pasar. Eso ya lo había vivido antes. Sólo esperaba a que sucediera. Cerró los ojos. Notó que alguien le miraba y los abrió de golpe. Delante de ella había un chico, no mucho mayor que ella. Asintió al desconocido: sabía que vendría. Más